Bienvenidos

Hola queridos amigos, este blog esta hecho para la gente que guste de los cuentos de la selva, con sus misterios, constumbres y mantener el incólume estusiasmo que caracteriza a cada pueblo y cada ciudad, el proposito exclusivo es ilustrar una enseñanza moral, ejemplar y difundir la literatura amazónica, aqui les dejo una recopilacion de los cuentos de mi ciudad y de la mayoria de la selva amazonica.

miércoles, 3 de noviembre de 2021

El León y el Ratón

 

 

Había una vez un león que vivía en la sabana africana. Allí transcurrían sus días, tranquilos y lentos. El sol calentaba tan intensamente que todas las tardes después de comer sentía un cansancio tremendo y necesitaba dormir una siesta de al menos dos horas.

Un día como otro cualquiera, estaba el robusto animal recostado cómodamente junto a un arbusto, cuando un ratoncillo de campo que pasaba por allí quiso mostrarles a sus amigos cuán valiente era. Para eso se subió encima del león y empezó a dar saltitos sobre su cabeza y a juguetear con su gran cola, mientras otros ratones reían y aplaudían sus gracias.

El león, que sintió el cosquilleo de las patitas del roedor, se despertó. Entonces, esperó que el ratón estuviera desprevenido y, de un zarpazo, le aprisionó sin que el animalito pudiera moverse, mientras los otros ratones se alejaban asustados.

—¿Cómo te atreves a molestarme? — rugió el león enfadado —. Soy el rey de los animales y a mí nadie me fastidia mientras descanso.

—¡Lo siento, señor! —dijo el ratón con una vocecita casi inaudible—. No era mi intención importunarlo. Solo estaba divirtiéndome un rato.

—¿Y te parece que esas son formas de divertirse? —contestó el león cada vez más indignado— ¡Voy a darte tu merecido!

—¡No, por favor! —suplicó el ratoncito, mientras intentaba zafarse de la pata del león— ¡Déjeme ir! Le prometo que no volverá a suceder. Permita que me vaya a mi casa y quizá algún día pueda agradecérselo.

—¿Tú? ¿Un insignificante ratón? No veo qué podrías hacer por mí.

—¡Por favor, perdóneme! —dijo el ratón, que lloraba desesperado.

Al ver sus lágrimas, el león se conmovió y liberó al roedor de su castigo, no sin antes advertirle que no volviera por allí.

Pocos días después, paseaba el león por sus dominios, cuando cayó preso de una trampa que habían escondido entre la maleza unos cazadores. El pobre se quedó enredado en una maraña de cuerdas de la que no podía escapar. Atemorizado, empezó a pedir ayuda. Sus rugidos se oyeron a kilómetros de distancia y llegaron a oídos del ratoncillo, que reconoció la voz del león. Sin dudarlo, salió corriendo en su auxilio. Cuando llegó, se encontró al león exhausto de tanto gritar.

—¡Vengo a ayudarte, amigo! —exclamó.

—Ya te dije que alguien como tú, pequeño y débil, jamás podrá hacer algo por mí —respondió el león, aprisionado y ya casi sin fuerzas.

—¡No estés tan seguro! No te muevas, que yo me encargo de todo.

El ratón afiló sus dientecillos con un palo y muy decidido, comenzó a roer la cuerda que le tenía inmovilizado. Tras un buen rato, la cuerda se rompió y león quedó libre.

—¡Muchas gracias, ratón! —sonrió el león agradecido—. Me has salvado la vida. Ahora entiendo que todos tenemos nuestro valor y que cuando uno trata bien a los demás, tiene su recompensa.

Se dieron un gran abrazo y, a partir de entonces, el león dejó que el ratoncillo trepara sobre su lomo siempre que quisiera, ya que se hicieron grandes amigos.

MORALEJA: Nunca trates de menos a nadie porque parezca más débil o menos inteligente que tú. Sé bueno con todo el mundo y los demás serán buenos contigo.

 

 

 
Copyright 2010 © www.FabulasdelaSelva.blogspot.com Entradas (RSS) . Comentarios (RSS) . Este template fue editado por Alex | Alex